Quise cambiar el mundo y nada cambió, cambié yo y todo cambió.
En otras palabras, si nada cambia, si yo cambio, todo cambia!
Muchas veces las personas caemos en la continua frustración de querer ejercer un cambio sobre otras personas/situaciones/contextos: cambiar la organización en la que trabajo, cambiar a mi pareja, cambiar a un amigo, cambiar a un compañero de trabajo, cambiar a mi jefe, y así podría enumerar miles de contextos y personas que quisiera que cambien para así poder encontrar el resultado “que pienso que busco”.
Lamentablemente, lanzarnos a eso sería lo mismo que meternos en laberinto sin salida, intentamos por miles de caminos pero nunca encontramos la salida. Caemos en la trampa de observar al otro para no observarnos a nosotros mismos, y no por maldad, sino por una práctica que por años y años hicimos de la misma manera. Estamos acostumbrados a vivir en un mundo donde rige la competencia y no la colaboración, con lo cual YO GANO, SI Y SÓLO SI el otro PIERDE. No existe de ninguna forma la opción de que ganemos los dos.
Es este pensamiento el que nos lleva a observar constantemente el comportamiento de los otros y no el propio, es una estructura de pensamiento que se basa en que yo lo hago bien, porque existe otra persona que lo está haciendo peor. Observamos que esta situación no nos lleva al lugar al que queremos ir, sin embargo, no nos damos cuenta por qué.
Imaginemos que una mañana nos levantamos y el espejo nos muestra un reflejo de nosotros que no nos gusta, nos pone incómodo verlo pero el espejo nos empieza a perseguir con nuestro reflejo. No nos queda otra que pararnos a mirarnos y preguntarnos ¿Qué no me está gustando de lo que veo? Empiezo a ver qué no me gusta, y me encuentro con la buena noticia de que cambiarlo depende solo de Mi. Empiezo con pequeñas pruebas sobre ese cambio para ver qué ocurre a mi alrededor, y observo que no solo el espejo empieza a mostrarme algo diferente, sino que mi mundo exterior empieza a comportarse diferente.
Me empiezo a entusiasmar, y a tratar de ir por más pruebas, más cambios, más ajustes, y mi alrededor empieza a mutar aún más.
Es en ese momento, donde me volví consciente y aprendí que en verdad TODO cambia todo el tiempo, SOLO QUE YO NO ERA CONSCIENTE DE ESE CAMBIO, tan sólo porque tampoco era CONSCIENTE de MÍ.
Autor
Maria Celeste Agostino
Agile Consultant || Business Strategist
Me motiva trabajar con personas fomentando su auto-desarrollo, logrando que encuentren orgullo por el trabajo que realizan. Mi propósito es acompañarlas en esta etapa de transformación laboral la cual requiere de un aprendizaje continuo y mucha apertura.